Cuando las inteligencias artificiales entrenan unas sobre otras, sin datos reales de base, entramos en una espiral de distorsión. En publicidad, ya conocemos ese juego.

En un mercado cada vez más fragmentado y automatizado, los agentes inteligentes emergen como alternativa operativa real y eficiente, dejando al DSP clásico en una posición cada vez más residual.

La revolución Agentic no es otra ola más en AdTech: es una reconfiguración completa del sistema. No sustituirá a los DSPs o a los publishers de golpe, pero moverá el centro de gravedad.

Walmart no adopta IA, la reinventa como motor del retail. Con Sparky, Marty y agentes autónomos, marca el fin del buscador y el inicio de una nueva era comercial.

Mientras los bots de IA ya pagan por leer, los humanos seguimos atrapados en modelos de suscripción inflexibles. ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Y por qué la industria editorial sigue sin adoptar un sistema que podría salvarla?

En los próximos tres años, el ecosistema AdTech se enfrenta a una reconfiguración estructural, no por una disrupción aislada, sino por la convergencia de múltiples tensiones.

Google quiere volver a seducir a los publishers invirtiendo más en su Ad Server, justo cuando la tensión por el tráfico perdido en búsquedas alcanza niveles críticos. Pero esta vez, los publishers quizá ya no se fían.

Los modelos de IA generativa empiezan a mostrar síntomas de manipulación. ¿Estamos repitiendo los errores del SEO? Con incentivos mal alineados y sin trazabilidad, la magia de la IA podría estar viviendo su principio del fin.

La IA no colapsa por falta de potencia, sino por falta de realidad: entrenar modelos con datos sintéticos o con outputs de otros modelos produce una degradación progresiva que ya se está notando.

La Publicidad Agentic no se explica con cuentos ni analogías infantiles: requiere un marco profesional que permita entender cómo los agentes autónomos están reconfigurando la compra de medios.

2025 se está consolidando como el año en el que la industria tecnológica aprendió a crecer sin gente: en nombre de la eficiencia y la IA, miles de profesionales están siendo reemplazados por algoritmos.

El contenido generado por IA de baja calidad ya es una realidad que daña la confianza, confunde algoritmos y afecta a las marcas. Analizamos por qué el modelo actual lo está favoreciendo.

Cloudflare bloquea por defecto los bots de IA, primer paso real para proteger el valor editorial frente al scraping y avanzar hacia una compensación justa por los contenidos.

La IA no solo transforma la tecnología, sino que reescribe roles y reglas del ecosistema publicitario. No se trata de lanzar productos, sino de redibujar el landscape.

Olyzon irrumpe en el ecosistema CTV con una propuesta radical: reconstruir la arquitectura publicitaria desde cero, con inteligencia artificial agentic como núcleo operativo.

En medio del ruido del mercado, Google vuelve a destacar en silencio: IA, costes y escala son su ventaja real. No es hype, es estrategia. Y aún no está del todo reflejada en su valoración.

Tras años de optimización programática, la industria publicitaria empieza a redescubrir su raíz más humana: contar historias. La IA no debería ser un sustituto del pensamiento creativo, sino su catalizador.

OpenAI y Jony Ive lanzarán un wearable AI sin pantalla que registrará lo que ves, dices y haces. Sam Altman planea distribuir 100 millones. ¿Revolución tecnológica o distopía inteligente?

La IA sigue avanzando, pero Gartner lanza una predicción inesperada: para 2028, el 70% del presupuesto de marketing se destinará a canales offline.

Los modelos de IA ya no solo generan respuestas: han dejado sin clicks a los medios, sin aire al branded content y sin poder de descubrimiento a las marcas. ¿Quién escribe para una web que nadie visita? Gossip Girl levanta el velo del nuevo orden informativo, donde los algoritmos mandan y el contenido es el rehén.