De los agentes integrados que responden y automatizan, a motores centrados en la seguridad y flujos que ordenan pestañas: 2025 redefine el navegador como centro de trabajo y control del usuario.

Profesionales del sector nos cuentan cómo ven el fallo del juez Amit Mehta, que ha concluido que Google no está obligado a vender su buscador web, Chrome, ni su sistema operativo móvil Android.

En un fallo histórico que promete transformar la industria del marketing digital, Google no se verá obligado a vender su buscador web, Chrome, ni su sistema operativo móvil Android.

Mientras los expertos ven la oferta como simbólica, ya que se calcula que el valor de Chrome podría oscilar entre 20.000 y 50.000 millones de dólares, Perplexity asegura que esta adquisición beneficiaría a los usuarios.

A pesar del escepticismo generalizado, casi el 30% de los sitios web sigue utilizando las APIs del Privacy Sandbox, aunque su impacto económico sigue muy por debajo de las cookies tradicionales.

OpenAI, Perplexity, Yahoo y DuckDuckGo han expresado su interés en adquirir el navegador, cuyo posible cambio de manos podría transformar la publicidad digital y la búsqueda online.

OpenAI declaró ante el juez que estaría interesado en adquirir Chrome si Google se ve forzado a deshacerse del navegador, como parte de las posibles sanciones del juicio antimonopolio.

Perplexity AI testificará en el juicio antimonopolio contra Google con una postura clara: no es necesario romper la empresa, sino romper los contratos que limitan la competencia.

La industria AdTech ha desarrollado docenas de posibles soluciones sucesoras de las cookies hasta la fecha, pero, al no haber una fecha límite, el sector ha perdido la urgencia.

El Departamento de Justicia de EE. UU. mantiene su presión sobre Google, exigiendo la venta de Chrome y prohibiendo acuerdos que garanticen su buscador como opción predeterminada en dispositivos y navegadores.

La compañía refuerza la protección en modo incógnito al bloquear el rastreo de IPs por terceros, pero mantiene su uso en la navegación estándar, lo que genera dudas sobre el impacto real en la privacidad del usuario.

Google implementará IP Protection en modo incógnito para ocultar direcciones IP en ciertos dominios, limitando el fingerprinting, aunque requerirá autenticación en Chrome para activar esta función.

La compañía confirma que el consentimiento de cookies en Chrome será un “mensaje global único” (one-time global prompt), lo que podría cambiar la publicidad digital sin eliminar las third-party cookies.

Google afirmó que pondría en marcha un mecanismo de elección del usuario en su navegador, pero ya han pasado más de dos meses desde el anuncio y no ha compartido más información sobre este asunto.

Google introduce nuevas mejoras como la extensión del ciclo de vida de los grupos de interés o la introducción de señales de interacción para optimizar la publicidad sin comprometer la privacidad.

El Departamento de Justicia y diversos fiscales generales estatales exploran opciones para frenar el dominio de Google en el sector de las búsquedas incluyendo la posible separación Chrome o Android.

Aunque el último retraso de Google en la eliminación de las third-party cookies en Chrome puede ofrecer un respiro a los equipos que aún no se han preparado para la era post-cookies, también pone de relieve el enrevesado panorama de la publicidad digital.

Los abogados del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de Google comenzaron ayer sus alegatos finales en el juicio antimonopolio que está en curso contra el gigante tecnológico y que lleva ya casi 9 meses en marcha.

El acuerdo proveniente de una demanda colectiva en Estados Unidos obliga a la revisión de políticas de privacidad y al borrado masivo de registros de navegación.

Tras cuatro meses de avances en los que ya se han eliminado las cookies en un 1% de los navegadores, persiste la incertidumbre sobre el futuro del tracking online.