‘El rol de Europa en el mundo de la innovación y la tecnología’, por André Zimmermann (Pipeline Capital)

Desde hace muchos años, es evidente que Europa ha perdido su posición competitiva en el mundo de la tecnología y la innovación. Si antes EE. UU. lideraba con creces esta carrera, ahora China se les ha adelantado y Europa, que postulaba un lugar de honor en este escenario mundial, lucha para que le sigan dejando sentarse a la mesa de discusión. Podemos lamentarlo tanto como queramos (y yo lo lamento mucho), pero no lo podemos ocultar. Es la más pura realidad.

En OMR, uno de los más importantes eventos de innovación y tecnología de Europa, que se celebra cada mes de mayo en Hamburgo (Alemania) la apertura siempre la reservan a los actores más importantes del momento en este país. Así, en el 2024, la hizo el vicepresidente de gobierno, hablando sobre las iniciativas de Alemania para seguir siendo relevante en el sector de la tecnología y la innovación. Este año han invitado al cofundador de una compañía de robótica alemana, que traía a su prototipo de robot doméstico, diciendo que en un plazo de dos años podríamos disfrutar de un ejemplar como este en nuestras casas, que nos ayudaría con tareas como ordenar la casa, traernos el café o prepararles la merienda a los niños. Al contarlo, sin embargo, confesaba que ellos eran la única compañía de robótica europea en un listado de quince que están desarrollando proyectos similares de robots domésticos de alto nivel. Las demás, todas eran o chinas (la mayoría) o estadounidenses.

Y esto no es todo. De la misma manera que en el evento alemán hablaban de que estos robots estarían en las casas de las personas dentro de dos años, así también lo hicieron en otro evento al que asistí este año (y en los últimos diez años), en el mes de marzo, en Austin (Tejas): el SXSW (South by South West). Todas las compañías que ahí presentaban sus prototipos explicaban que les faltaba todavía este periodo para que sus productos pudieran ser comercialmente viables. Lo que ocurre, sin embargo, es que en China esta clase de robots domésticos ya está en casa de las personas desde hace dos años. Es decir, las compañías chinas llevan por lo menos 4 años de ventaja sobre sus pares americanos y también la heroica compañía alemana. Hablando con amigos que viven en China y trabajan con tecnología, me contaban que esta ya es una realidad, sobre todo, en casa de ancianos, que han encontrado en los robots unos ayudantes domésticos mucho más eficientes que los humanos: trabajan 24x7, tienen más fuerza para levantarles y no se olvidan jamás de sus medicinas. Los robots en China son también una realidad en la hostelería y en centros médicos, sustituyendo a los humanos en funciones operativas.

La semana pasada estuve en Málaga para el DES (Digital Enterprise Show). Es la tercera vez que se celebró en esta maravillosa ciudad española y la tercera vez que yo acudí. Mientras que ahí también se habló mucho de que China está liderando el mundo de la tecnología y la innovación, seguido por EE. UU., que ya pierde la batalla y, muy de lejos por Europa, he visto por primera vez (o me ha llamado la atención por primera vez) un nuevo rol que parecían querer darle a Europa en este contexto. En diversas sesiones se habló de que, en un entorno muy poco controlado, donde chinos y estadounidenses se preocupan más por la solución tecnológica que por el impacto que dichas tecnologías pueden tener en las personas, Europa podría tener el papel de cuidar mejor de esta segunda parte.

Si lo pensamos, es aquí en Europa donde hace muchos años se lideraban las iniciativas de sostenibilidad del planeta. Es aquí también donde por primera vez se creó una ley continental de protección de datos de las personas, el GDPR. Y es aquí, por ejemplo, donde algunas de las discusiones más relevantes en torno a los cuidados respecto a la inteligencia artificial, sean desde el punto de vista de la privacidad o de los sesgos, se están llevando a cabo y se reúnen en el llamado European AI Act, que se estableció el 1 de agosto del 2024.

Hay quienes dicen que esta posición de control de Europa es en realidad una desventaja para las compañías que aquí operan con relación a sus pares asiáticos y americanos, así como un freno para la innovación. Yo opino lo contrario. Creo que las regulaciones sobre todas estas tecnologías, más aún cuando vivimos la convergencia de estas y sabiendo que la inteligencia artificial estará embarcada en todas o casi todas las demás tecnologías, son fundamentales para garantizar el futuro y la supervivencia de nuestra especie. Suena a ciencia ficción, pero es que esto se nos puede fácilmente ir de las manos. No lo digo yo, lo han dicho otras personas mucho más importantes, como John Hopfield, científico americano, ganador del Premio Nobel de física, que alertó de la “posibilidad de catástrofes, en caso de que los sistemas de IA no sean controlados de manera correcta”.

Por eso, creo que el nuevo rol de Europa en este mundo de la innovación y la tecnología debe seguir siendo el de protagonista, quizá ya no tanto en el desarrollo de las soluciones más punteras, como en otros tiempos, pero sí como el que se asegura de que estas nuevas tecnologías, además de ayudarnos a vivir mejor, no nos lleven a una situación de colapso social.

André Zimmermann, Senior International Partner en Pipeline Capital

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