‘Atresmedia sale de las pantallas a conquistar la calle (la compra de Clear Channel)’, por Daniel Casal

Confieso que cuando leí la noticia de que Atresmedia adquiría Clear Channel España por 115 millones de euros me invadió la curiosidad. ¿Qué hace un gigante televisivo comprando 39.000 soportes publicitarios urbanos?

A primera vista, podría parecer un movimiento atípico, una empresa de medios tradicionales invirtiendo en marquesinas y carteleras de publicidad exterior. Sin embargo, tras reflexionarlo, veo esta operación como un síntoma revelador de la metamorfosis que está viviendo el modelo de negocio de los medios. Comparto con ánimo reflexivo, por qué la compra de Clear Channel España por Atresmedia es mucho más que una simple transacción. Es un indicador estratégico de hacia dónde se dirige la industria publicitaria y mediática.

La evolución del modelo de negocio de los medios tradicionales

Como profesional que ha vivido la transformación de los medios en las últimas décadas, interpreto esta compra como un paso audaz en la evolución del negocio de las empresas de comunicación tradicionales.

Históricamente, grupos televisivos como Atresmedia obtenían sus ingresos principalmente de la publicidad en sus canales lineales y, más recientemente, de plataformas digitales propias. Pero en un contexto donde la audiencia fragmentada y el auge de las plataformas de streaming están frenando el crecimiento de la publicidad televisiva, diversificar se ha vuelto una necesidad estratégica.

Atresmedia lo ha dejado claro: tras esta adquisición amplía su presencia al ámbito de la publicidad exterior como parte de una estrategia para diversificar negocios y fuentes de ingresos. No es casualidad que hace unos meses también compraran Last Lap, empresa de eventos y marketing experiencial. En mi opinión, estos movimientos revelan un cambio de paradigma: los antiguos broadcasters ya no se conforman con vender anuncios en pantalla, ahora aspiran a convertirse en plataformas integrales que abarcan medios digitales, físicos y experiencias en vivo.

Esta transición refleja una realidad más profunda sobre el modelo de negocio de los medios. La línea entre las distintas categorías mediáticas se difumina. Un grupo televisivo hoy puede gestionar canales de televisión, radios, streaming en línea, productoras de eventos y ahora redes de publicidad exterior. ¿La razón? Mantener su relevancia para los anunciantes ofreciendo cobertura multiplataforma. Si el público joven pasa menos tiempo ante la televisión tradicional, hay que alcanzarlo en su móvil, en conciertos y también en la calle, camino al trabajo o de compras. La fusión de contenidos y canales es la vía para que los medios tradicionales sigan siendo indispensables en las estrategias de marketing de las grandes marcas. Desde mi punto de vista, la operación Atresmedia–Clear Channel cristaliza esta tendencia: los medios se reinventan como gestores de audiencias globales.

El valor estratégico de los activos físicos en la era digital

Podría pensarse que en plena era digital comprar activos físicos y urbanos como miles de carteles publicitarios sería anacrónico. Pero ocurre lo contrario: esta operación subraya el sorprendente valor estratégico actual de la publicidad exterior, especialmente tras su transformación tecnológica.

Clear Channel España cuenta con unos ingresos anuales cercanos a 100 millones de euros y un margen EBITDA en torno al 20%, señal de un negocio saludable. Además, posee cerca de 39.000 soportes por todo el país, con presencia en la mayoría de ciudades españolas. Estos activos no son solo mobiliario urbano: son puntos de contacto con millones de personas cada día. En un mundo saturado de publicidad online efímera y bloqueable, la publicidad exterior ofrece algo valioso: impacto asegurado en entornos reales (calles, transporte, centros comerciales) donde la atención humana no puede simplemente hacer scroll. Desde una perspectiva estratégica, controlar estos soportes físicos es poseer un canal masivo complementario a la televisión e Internet, un canal que ningún gigante digital puede replicar fácilmente.

Imaginemos el potencial sinérgico. Atresmedia ahora puede ofrecer a un anunciante una campaña 360 grados: con spots en televisión y radio, presencia en su plataforma digital Atresplayer, y refuerzo en las calles con carteles y pantallas de Clear Channel. Esta integración on air, online y on street otorga a Atresmedia una propuesta difícil de igualar.

No es la única ventaja: al ser dueña de soportes propios, Atresmedia puede incluso promocionar sus propios contenidos en vallas y marquesinas sin coste marginal, aumentando la visibilidad de su oferta de entretenimiento e informativa. En la economía de la atención actual, adueñarse de espacios públicos es ganar una parcela adicional del tiempo del consumidor. Y no olvidemos el factor estratégico: muchas de esas carteleras urbanas operan bajo concesiones municipales de largo plazo. Son activos con barreras de entrada altas que en manos de Atresmedia se convierten en ventajas competitivas frente a otros grupos audiovisuales.

DOOH y publicidad contextual: la nueva frontera publicitaria

Buena parte del atractivo de Clear Channel hoy reside en el DOOH. La compañía ya cuenta con 1.270 pantallas digitales en la principales ciudades españolas, declaradas oficialmente a mayo de 2025, tras nuevas concesiones en Zaragoza y Logroño. Estas pantallas, conectadas y dinámicas, permiten creatividad contextual y compra programática, y están impulsando el crecimiento del medio.

No es casualidad: el estudio de IAB Spain y Ebiquity confirma que el DOOH se ha consolidado como uno de los canales digitales con mejor impacto en ventas y construcción de marca, cotizando con primas de precio 10/1 sostenidas frente a formatos estáticos. De hecho, en líderes globales como JCDecaux el digital ya supone el 39 por ciento de los ingresos del grupo, pese a que las caras digitales son minoría del inventario, una señal clara de mayor rendimiento por soporte.

Para Atresmedia, esto no es comprar papel, sino una red inteligente que encaja con su apuesta por datos, CTV y experiencias. El valor de estas pantallas va más allá de emular pequeños televisores callejeros. Permiten implementar publicidad contextual en tiempo real. Pienso en campañas donde el contenido del anuncio cambie según la hora del día, el clima o incluso datos de audiencia. Por ejemplo, un mismo panel DOOH puede anunciar café por la mañana fría y refrescos por la tarde calurosa. O promocionar la emisión de un programa estrella de Antena 3 unas horas antes de su horario, geolocalizadas en las ciudades clave.

La tecnología programática también ha llegado a la calle: ya es posible comprar impresiones en pantallas exteriores casi como si fuesen anuncios online, orientando por ubicación y franja horaria con gran precisión. Esto abre la puerta a que Atresmedia integre los soportes de Clear Channel en sus paquetes publicitarios digitales, ofreciendo a los anunciantes segmentación y dinamismo multimedio.

Del GRP al CTV y el papel de Atresplayer

Además, no puedo dejar fuera un elemento clave para entender el contexto estratégico del grupo: el paso del clásico GRP de televisión lineal hacia la publicidad en CTV (Connected TV).

Este cambio refleja cómo la forma de consumir contenidos ha migrado sin pausa hacia plataformas en streaming integradas en el televisor. En este sentido, Atresplayer no es una apuesta experimental, sino una realidad consolidada. A finales de 2024 ya superaba los 677.000 suscriptores y alcanzaba una media de 5 millones de usuarios únicos al mes. Solo en el primer semestre de 2025 su base de suscriptores premium creció un 13%, superando los 700.000 abonados, con picos mensuales de entre 2,8 y 3 millones de visitantes únicos. Para un marketero, estos números representan una audiencia cuantificable, segmentable y medible dentro del inventario de la pantalla del salón.

Esto significa que Atresmedia ya no compite únicamente por descontar GRPs en un panel de audiencia tradicional, sino que entra de lleno en la CTV, donde la publicidad se inserta en entornos streaming, con datos de usuario y capacidad de targeting como nunca antes. Ahora, combinando esa capacidad con los soportes físicos de Clear Channel y la experiencia en eventos, la compañía puede ofrecer a un anunciante un pack completo: anunciar en la televisión conectada, reforzar ese mensaje en la calle mediante DOOH y culminarlo en el evento físico. Una propuesta omnicanal de enorme potencial, sin parangón entre los broadcasters clásicos.

De canal de televisión a plataforma híbrida (y la importancia de los datos)

La compra de Clear Channel no solo añade un canal más al portafolio de Atresmedia. Apunta a un posible cambio de rol de las empresas de broadcasting tradicionales. Imagino un futuro próximo en el que grupos como Atresmedia sean menos cadenas de televisión y más plataformas híbridas que orquestan contenidos, publicidad, servicios y experiencias.

Ya vemos indicios: Atresmedia no solo emite programas, también organiza eventos en vivo con Atresmedia Eventos y Last Lap, produce series y cine, gestiona Atresplayer y ahora controlará miles de soportes urbanos digitales. Esta convergencia le permite crear ecosistemas completos de comunicación y entretenimiento.

El siguiente paso lógico sería incorporar o desarrollar una plataforma propia de datos y segmentación. Algo así como un trading desk o un hub de datos first party que unifique la audiencia de CTV, DOOH y eventos. ¿Os imagináis el potencial? Una segmentación geolocalizada que active un anuncio en televisión conectada, lo refuerce en pantallas de la calle más transitada por el público objetivo y lo complemente con una experiencia de marca en vivo. El anunciante podría medirlo todo y Atresmedia ganaría poder estratégico y monetización de su ecosistema. No hablamos solo de soportes, sino de asumir el rol de plataforma de audiencia integral.

Implicaciones competitivas y ejemplos internacionales

No podemos dejar de lado el impacto competitivo de esta operación en el sector publicitario. Vale la pena recordar que hace dos años JCDecaux intentó comprar Clear Channel España por 60 millones de euros, pero la operación se frustró por las reticencias de la CNMC, que temía una concentración excesiva.

La entrada de Atresmedia cambia el tablero: no es una consolidación horizontal sino una integración vertical. Para la competencia esto supone que JCDecaux seguirá teniendo rival en España, solo que ahora ese rival es respaldado por uno de los mayores grupos multimedia del país.

Este movimiento tiene precedentes. En Reino Unido, el grupo Global, famoso por sus radios Capital o Heart, adquirió en 2018 tres compañías de exterior (Primesight, Outdoor Plus y Exterion Media), creando un gigante capaz de ofrecer a anunciantes soluciones en “on Air”, “on Line” y en la calle. Ese precedente mostraba que no hacía falta ser un holding publicitario tradicional para competir con los grandes, bastaba con integrar canales y activos complementarios.

En España tenemos un ejemplo distinto, pero con una lógica similar: Squirrel Media. En apenas cuatro años, este grupo ha pasado de ser un actor periférico a consolidar un holding multimedia y tecnológico con más de 200 millones de facturación agregada y un EBITDA superior a 27 millones. Su método ha sido diferente: crecer a golpe de adquisiciones en audiovisual, publicidad y tecnología. La lógica es clara: construir un ecosistema independiente que integre contenidos, medios, publicidad y tecnología bajo un mismo paraguas. Y lo ha hecho utilizando como moneda sus propias acciones, integrando a los fundadores de las compañías adquiridas como socios del grupo.

Como en el caso de Global en UK, no importa tanto el tamaño absoluto como la dirección estratégica: romper la frontera entre medios y publicidad para ofrecer a los anunciantes un paquete más completo.

Termino esta reflexión volviendo a la pregunta inicial: ¿qué significa realmente este movimiento para el futuro de la industria mediática y publicitaria?

En primer lugar, confirma que los medios tradicionales están dispuestos a reinventarse sin reservas. La compra de Clear Channel España por Atresmedia es un símbolo de adaptación: la televisión sale del televisor y conquista el espacio urbano.

En segundo lugar, pone de relieve que la publicidad exterior vive una segunda juventud gracias a la digitalización. Lejos de ser un medio del pasado, el OOH y especialmente el DOOH se perfilan como un pilar fundamental en el mix de medios moderno, aportando alcance masivo, presencia constante y ahora también flexibilidad tecnológica.

Y en tercer lugar, vislumbro un futuro de convergencia total. La audiencia ya no se segmenta por canal sino por hábitos, y los anunciantes buscarán socios que los conecten con personas en cualquier esfera de su vida cotidiana.

Los grupos de comunicación que sobrevivan y prosperen serán aquellos capaces de operar en ese entorno híbrido, combinando contenidos atractivos con infraestructuras publicitarias diversificadas y tecnología de datos. Atresmedia, con esta jugada, parece querer ser uno de ellos, mutando de broadcaster tradicional a hub multiplataforma.

Personalmente, aplaudo la audacia estratégica pero también soy consciente de los retos: integrar culturas de negocio diferentes, lograr sinergias reales y no solo agregar ingresos, e innovar para que uno más uno sume tres.

El mercado observará de cerca si esta unión efectivamente transforma el modelo publicitario o se queda en una diversificación defensiva. Por lo pronto, la imagen es potente: uno de los grupos de medios más importantes de España invirtiendo fuerte en conquistar las calles. Quizá dentro de unos años miremos atrás y veamos esta operación como un punto de inflexión, ese momento en que comprendimos que la transformación digital de los medios también implicó volver al mundo físico con nuevos bríos.

Atresmedia ha salido a la calle, y la industria entera camina con ella hacia un futuro donde offline y online, contenido y publicidad, empresa y audiencia, están más entrelazados que nunca.

Daniel Casal, Managing Partner de Bud Advisors

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