El Español, Jot Down y la fragilidad de los medios frente a las plataformas

Pedro J. Ramírez publicó hace unos días una dramática carta sobre los problemas que está atravesando El Español: una caída súbita de tráfico en Google, suplantaciones de identidad por correo, bloqueos en redes sociales y un reparto de publicidad institucional que, asegura, discrimina a su cabecera. Lo presentó como si se tratara de un episodio extraordinario, casi una persecución personal contra su periódico, sin embargo, lo que describe no es un fenómeno aislado. Lo que le pasa a El Español le ha pasado y le pasa a muchos otros medios digitales en España y fuera de ella. Lo saben bien Jot Down, Menéame o infinidad de proyectos culturales, locales e independientes. Lo que varía no es el problema, sino la capacidad de hacerlo visible y de reclamar soluciones.

La montaña rusa de Google

El ejemplo más claro está en el tráfico web. El Español denuncia que perdió un 80% de las visitas desde Google en apenas 24 horas. El golpe es real, pero no es único. Hace años, Menéame era un gigante y su comunidad de usuarios hacía que las noticias más relevantes llegaran a miles de lectores en cuestión de minutos hasta que Google decidió cambiar las reglas de su buscador. Bastó una actualización del algoritmo para que el tráfico de Menéame se desplomara a la mitad, sin aviso, sin explicación, sin posibilidad de reclamar.

Lo mismo ha ocurrido con Jot Down. En sus mejores momentos, la revista cultural digital era un referente, pero también sufrió los vaivenes de los algoritmos de Google Discover: un día aparecías en portada, al siguiente desaparecías sin dejar rastro. La visibilidad se convierte en un privilegio efímero que depende de decisiones opacas tomadas a miles de kilómetros.

Mientras tanto, Google promociona a quien le interesa; hoy, por ejemplo, los foros de Reddit aparecen destacados en casi cualquier búsqueda, tras un acuerdo económico entre ambas compañías. El contraste es brutal: lo que para unos es penalización, para otros es privilegio.

El correo electrónico y la hegemonía de los gigantes

El Español también denuncia que sufrió una suplantación por correo electrónico, con ataques de phishing en su nombre. El relato suena a algo muy grave y particular, pero lo cierto es que este tipo de incidentes son la rutina diaria de internet. Cualquier pequeña empresa, ONG o medio local sabe lo que significa que sus correos caigan sistemáticamente en la carpeta de SPAM. Aunque se cumplan todos los protocolos técnicos, la realidad es que solo cuando usas los servidores de Google o Microsoft tienes garantías de que tu mensaje llegará a la bandeja de entrada. Es un ejemplo más de cómo los gigantes tecnológicos imponen una dependencia de facto que deja al resto en desventaja permanente.

La publicidad institucional: un viejo patrón

Otro de los puntos de la carta de Pedro Jota es la discriminación en el reparto de la publicidad institucional. La plantea como una injusticia contra El Español, pero aquí, de nuevo, conviene recordar que la inmensa mayoría de medios pequeños y medianos jamás reciben ni un euro de esas campañas.

Jot Down, por ejemplo, lo ha denunciado públicamente en múltiples ocasiones y de los más de 1.900 medios que forman parte de asociaciones como CLABE, la gran mayoría quedan fuera del reparto. No es un castigo singular contra una cabecera concreta, es el funcionamiento normal del sistema, diseñado para reforzar a los ya dominantes y que además tiene mucho que ver con la medición… pero eso es otro cantar.

La jungla cotidiana

Clonaciones de páginas web, denuncias falsas en redes sociales, bloqueos arbitrarios… lo que para El Español ha sido un terremoto puntual, para otros medios es el día a día. La diferencia está en la capacidad de reacción: mientras los grandes pueden movilizar abogados y tener contactos directos en las plataformas, los pequeños desaparecen sin hacer ruido.

El gran error del alegato de El Español es presentarse como víctima singular de un complot, cuando la realidad es que todos los medios digitales desde los grandes periódicos a las revistas culturales o los agregadores independientes comparten la misma fragilidad:

  • Dependencia total de algoritmos opacos que deciden tu visibilidad.

  • Subordinación a infraestructuras controladas por unos pocos gigantes tecnológicos.

  • Desigualdad en el acceso a recursos públicos, como la publicidad institucional.

Lo que cambia es la escala, no el diagnóstico.

Conclusión

El futuro del periodismo no se juega en un caso aislado, por dramático que sea, sino en reconocer que el ecosistema en su conjunto puede que esté roto. Mientras sigamos interpretando cada caída de tráfico como un ataque personal, ignoraremos lo esencial: que la supervivencia del pluralismo informativo depende de dejar de competir por favores individuales y empezar a reclamar colectivamente un entorno más justo, transparente y sostenible.

Puntos clave:

  • Los problemas de El Español (caídas de tráfico, bloqueos y suplantaciones) no son únicos: Jot Down, Menéame y muchos otros medios llevan años sufriendo lo mismo.

  • El ecosistema mediático depende de algoritmos arbitrarios y de infraestructuras dominadas por Google, Meta o Microsoft.

  • La fragilidad es generalizada: la diferencia es que solo algunos tienen altavoz para denunciarlo, mientras los pequeños quedan invisibles.

Este resumen lo ha creado una herramienta de IA basándose en el texto del artículo, y ha sido chequeado por un editor de PROGRAMMATIC SPAIN.

 
Gossip Boy

Profesional senior del sector publicitario. Por razones obvias, escribe bajo pseudónimo. Experto en programática, estrategia de medios y estructuras de poder en el ecosistema digital.

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