Cookie stuffing, URL hijacking y last-click theft, así operan los nuevos fraudes en afiliación

El marketing de afiliación se ha consolidado como un canal importante para anunciantes que buscan optimizar costes y maximizar resultados. Sin embargo, este crecimiento ha venido acompañado de un aumento significativo de tácticas fraudulentas cada vez más complejas, que están drenando presupuestos publicitarios, distorsionando modelos de atribución y erosionando la relación entre marcas y socios legítimos. Se espera que el fraude publicitario llegue este año hasta los 71.000 millones de dólares, el problema se ha convertido en una amenaza estructural para el ecosistema.

Según proyecciones del sector, el fraude publicitario podría costar a los anunciantes 71.000 millones de dólares en 2025, y el marketing de afiliación no es una excepción. Detrás de cada comisión pagada a un “socio” hay un riesgo: que ese click o esa conversión no provenga realmente de un partner legítimo, sino de un actor fraudulento. En esencia, el marketing de afiliación premia a individuos o plataformas por dirigir tráfico y generar ventas para una marca. Los afiliados reciben comisiones por resultados medibles, como clics, registros o compras. Esta lógica ha hecho del canal una herramienta poderosa para el performance, pero también un terreno fértil para el fraude. Si en sus inicios los fraudes se limitaban a prácticas rudimentarias (como compras falsas o clicks generados por granjas automatizadas), hoy en día los estafadores han perfeccionado su arsenal con tácticas mucho más difíciles de detectar. Aprovechando vulnerabilidades en navegadores, redirecciones y lagunas en los sistemas de atribución, consiguen colarse en el último eslabón de la conversión para apropiarse del mérito y la comisión, sin aportar valor real

Entre las prácticas más comunes destacan:

  • Cookie stuffing: consiste en insertar third-party cookies en el navegador de un usuario sin su conocimiento, para hacer creer a la marca que ese tráfico proviene del afiliado fraudulento. Se calcula que esta técnica afecta entre un 5% y un 10% de las transacciones de afiliación, alterando gravemente los modelos de atribución.

  • URL hijacking: los estafadores registran dominios casi idénticos a los de las marcas para captar a usuarios que escriben mal la URL. Luego redirigen automáticamente a la web oficial a través de enlaces de afiliado, apropiándose indebidamente de la atribución.

  • Last-click theft: una de las técnicas más sofisticadas, en la que extensiones de navegador maliciosas o códigos ocultos insertan un click justo antes de una compra para robar la comisión. También se usa en combinación con códigos de descuento falsos que activan clicks ocultos.

Estas tácticas tienen un efecto devastador: las marcas terminan pagando por conversiones que en realidad se habrían producido de todos modos, ya sea de forma orgánica o a través de otros canales como buscadores, redes sociales o campañas display.

Cómo proteger la colaboración con afiliados

El impacto de estas prácticas va más allá del presupuesto: daña la reputación de las marcas y desprestigia el trabajo de los partners legítimos, dificultando relaciones a largo plazo basadas en la confianza. Para mitigar el riesgo, los expertos recomiendan auditar regularmente el tráfico para detectar patrones sospechosos antes de que afecten directamente al gasto. Un incremento repentino de visitas desde ubicaciones poco habituales o afiliados con comisiones desproporcionadas sin evidencia clara son señales de alerta. También es fundamental aplicar procesos rigurosos de verificación de partners, asegurándose de que las direcciones de correo coincidan con sus dominios y revisando su actividad en plataformas de afiliación antes de establecer colaboraciones.

El marketing de afiliación ofrece a los anunciantes una vía eficiente para ampliar su alcance sin grandes inversiones iniciales. No obstante, su estructura abierta lo convierte en un objetivo especialmente vulnerable para el fraude, que a menudo pasa desapercibido. La defensa pasa por adoptar una cultura de control continuo: auditar, verificar y proteger los presupuestos. Solo así las marcas podrán asegurarse de que cada euro invertido se destina realmente a la adquisición y al crecimiento, no a alimentar esquemas fraudulentos cada vez más sofisticados.

Puntos clave:

  • El fraude en marketing de afiliación está en aumento, con tácticas sofisticadas como cookie stuffing, URL hijacking y last-click theft que desvían presupuestos y distorsionan la atribución.

  • Las marcas están pagando comisiones a estafadores sin saberlo, lo que afecta no solo a sus presupuestos, sino también a su reputación y a la relación con partners legítimos.

  • Auditar el tráfico, verificar a los afiliados y aplicar controles continuos es clave para proteger la inversión y asegurar que cada euro contribuya a una adquisición real y sostenible.

Este resumen lo ha creado una herramienta de IA basándose en el texto del artículo, y ha sido chequeado por un editor de PROGRAMMATIC SPAIN.

 
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